Desplaza

Si, como la mayor parte de la población, te has pasado buena parte del año en espacios interiores, entonces probablemente tengas unas ganas locas de ponerte al día con todo lo que te has estado perdiendo. Los grandes eventos, fiestas, bodas, abrazos y viajes internacionales todavía son, probablemente, esperanzas lejanas. No obstante, hay una cosa que podrás hacer: reconectar con la naturaleza.

Independientemente de cuáles sean tus resoluciones de fin de año, probablemente haya una manera de que, al reconectar con la naturaleza, puedas cumplirlas todas. ¿Quieres mejorar tu salud física? Numerosos estudios han demostrado que la exposición a la naturaleza puede ayudar a reducir las posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares y autoinmunes, fortalecer tu sistema inmunológico y reducir la presión arterial. ¿Prefieres centrarte en tu salud mental? Las experiencias en y con la naturaleza aumentan las emociones positivas, fomentan las conexiones con otros seres humanos, reducen la ansiedad, el estrés y la depresión. ¿Quieres ponerte en forma? Pasar tiempo al aire libre anima a hacer ejercicio, y practicar deporte conduce a tener mayor autoestima, ya que crea un bucle de feedback positivo que te ayuda a mantener el hábito. 

Si estás intentando dejar un mal hábito, los beneficios listados más arriba te ayudarán a alcanzar tu objetivo a través de eliminar los desencadenantes que te llevan a recurrir al veneno de tu elección. Si tu resolución es ver más a tus amigos, podrás hacerlo con mayor seguridad al aire libre, y compartir con ellos los beneficios.

Los efectos positivos de una conexión profunda con la naturaleza pueden explicarse mediante la hipótesis de la biofilia, tal como expuso Edward O. Wilson. El biólogo evolutivo propuso que “la urgente necesidad de afiliarse con otras formas de vida” tenía ventajas evolutivas. Nos hace salir a buscar la naturaleza en general, pero especialmente entornos naturales considerados bonitos, lo que habitualmente se traduce en ricos en recursos. Puede que ya no necesitemos beber agua de un río y comer manzanas directamente del árbol para mantenernos vivos, pero seguimos sintiéndonos atraídos hacia ambos. Todo el tiempo que pasemos en la naturaleza, u observándola, puede sernos beneficioso, aunque lo que realmente buscamos es explorar maneras de realmente conectar y convivir con la naturaleza a un nivel más profundo.

Aprende

Como sociedad, tenemos tendencia a definirnos como algo separado de, o incluso opuesto a, la naturaleza. Sin embargo, los seres humanos somos parte de la naturaleza. Podemos aprender sobre nosotros mismos pasando tiempo en entornos naturales, observando el comportamiento de los animales y entendiendo los procesos naturales. No todas las lecciones que aprendemos pueden aplicarse a nosotros mismos directamente, pero el hecho de conocer las diferentes maneras en que somos lo mismo y las maneras en que somos diferentes de otros organismos puede ayudarnos a situarnos en el mundo y ayudarnos a entender cómo estamos conectados con la naturaleza.

Aquí tienes una manera sencilla de aprender sobre la naturaleza, y sin poner un pie fuera de casa: ve a Google y escribe “qué tienen en común los humanos y …”. Mira que búsquedas autocompletas te llaman más la atención, y ahonda en el extraño y maravilloso mundo de las ideas y los conocimientos.

Observa

Obviamente, necesitas hacer más que simplemente leer acerca de la naturaleza para realmente reconectar con ella. Necesitas ver cosas con tus propios ojos. Así que sal ahí fuera y observa. Dependiendo de dónde vivas y cuál sea tu actual radio de movimiento, podrías visitar una playa local y ver las olas y las mareas, la reserva natural más cercana donde observar la fauna salvaje, ver qué encuentras por el jardín o incluso observar aves con la ayuda de un comedero para pájaros en tu ventana. 

Selecciona los métodos de observación que mejor se adapten a tu personalidad. Si deseas mantener la mente abierta a los nuevos descubrimientos y permitirte el lujo de dejarte sorprender, toma bolígrafo y papel y anota todo lo que detectes. Si prefieres ser más organizado y sistemático, busca las hojas descargables de identificación de aves o bien toma prestado un libro de la biblioteca en el que se liste la flora y fauna local. Si te gustan los retos, márcate objetivos como, por ejemplo, encontrar un cierto número de plantas dentro de un área concreta, buscar la planta más grande o el mamífero más pequeño, o algo parecido. Si te gusta ponerle nombre a las cosas, descárgate apps para identificar plantas y fauna salvaje.

Crea

Puedes salir en búsqueda de la naturaleza, o bien puedes hacer que la naturaleza venga a ti.

Crear hábitats de fauna salvaje puede ser más fácil de lo que te imaginas. Si dispones del espacio, crea un estanque. Si no, cualquier dispositivo con agua podrá ayudarte a atraer animales. La naturaleza no crece en entornos limpios y ordenados, así que deja partes de tu jardín, o incluso de un parque local, un poco desordenadas para que se desarrollen a su libre albedrío. Las pilas de rocas, los manojos de ramitas y la leña ofrecen hábitats para que hormigas e insectos extraños, e incluso mamíferos que viven bajo setos o arbustos, puedan acabar atrayendo a depredadores de mayor tamaño. En verano, las flores salvajes son muy amigas de los insectos, mientras que la vegetación autóctona y los hoteles de abejas te ayudarán a hacer tus pinitos a la hora de ayudar a nuestras amigas de rayas a seguir produciendo los zumbidos a los que nos tienen acostumbrados. Si vives en un apartamento sin balcón en medio de la ciudad, piensa en crear espacios verdes verticales, por ejemplo dejando que una planta enredadera de bajo mantenimiento trepe alrededor de tu ventana. El solo proceso de crear espacios para que la vida procree a través de construir, reorganizar, interactuar y trabajar con sus materias primas ya te reconectará con la naturaleza.

Diseña

Mientras dure el invierno en el Hemisferio Norte y las medidas contra la pandemia a nivel local nos sigan manteniendo encerrados en casa, no tendrás otra que llevarte la naturaleza a casa. El diseño biofílico ha demostrado tener los mismos beneficios que nos ofrece entrar en contacto directo con la naturaleza. Incluso meras adiciones a entornos naturales ya construidos pueden ayudar a afectar nuestro estado de ánimo, nuestro bienestar mental y nuestra salud física. Piensa en plantas en tiestos, materiales táctiles como la madera y la piedra, y la luz natural. 

¿Estás considerando la posibilidad de adoptar una mascota? Ahora podría ser el momento (aunque, no cabe ni que decir, que una mascota no es solo para las épocas de la pandemia y que, por tanto, sea ‘algo’ que simplemente puedas sacarte de encima una vez volvamos a nuestra ajetreada vida post-pandemia). Traer el milagro de una nueva vida a tu hogar también puede ser algo tan sencillo como comprar un conjunto de cultivo de setas, plantar verduras en tiestos u observar la multiplicación de las bacterias en la fermentación de la masa madre en la encimera de cocina.

Explora

Y, ¿por qué no contemplamos la posibilidad de construir un entorno separado de la naturaleza al aire libre? Una reciente publicación explora el territorio virgen de nuestros hogares, oficinas y otros edificios en los que pasamos parte de nuestras vidas. The Great Indoors: The Surprising Science of How Buildings Shape Our Behavior, Health, and Happiness se centra en cómo afecta el mundo de los interiores a nuestro bienestar físico y mental, y defiende el diseño biofílico como solución a muchos problemas, a la vez que proporciona una perspectiva interesante que podría ayudarte a huir de tu rutina de confinamiento. 

Incluso cuando estás en un espacio interior, estás en un ecosistema, rodeado de animales, plantas y otros organismos que seguramente no habrás ni notado. Si no puedes estar al aire libre, empieza tus observaciones de la naturaleza dentro de tus cuatro paredes, por ejemplo a través de conocer mejor a la araña que reside en tu vestíbulo o de descubrir de qué variedad es el musgo que crece en el muro del jardín.

Siente

Sí, el pensamiento racional, la lectura de un libro, la investigación online y la observación sistemática te ayudarán a entender la naturaleza. Ahora bien, para sentir y reconectar con ella tendrás que usar todos tus sentidos. Puedes hacerlo conscientemente, por ejemplo asignando períodos de cinco minutos a cada uno de los sentidos durante tu próximo paseo por el parque. 

Ve: Permite que tus ojos merodeen y vayan descubriendo los objetos que te rodean para, a continuación, dejarlos reposar, especialmente si pasas mucho tiempo con la cara pegada a pantallas.  

Toca: Camina descalzo. Sí, aunque haga frío. De hecho, especialmente si hace frío. Acaricia la corteza de un árbol. Resigue la suavidad de sus hojas o las protuberancias en sus ramas.

Escucha: Cierra los ojos y presta atención a los sonidos que produce la naturaleza que te rodea. Concéntrate en ellos individualmente, o simplemente deja que te absorban.

Huele: Es difícil separar unos sentidos de los otros por completo. No obstante, cierra los ojos e intenta concentrarte en oler la tierra, las plantas y el aire que te rodea.

Saborea: Obviamente, necesitarás saber primero qué estás haciendo antes de ponerte cosas en la boca (ahí es donde entra en juego la app identificadora de plantas que mencionamos). Sin embargo, ponerte en la boca una fruta del bosque o un fruto seco acabados de recoger, beber de una fuente de agua fresca o simplemente masticar una brizna de hierba puede ser una experiencia realmente intensa.


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