Desplaza

Los grandes conciertos y festivales musicales fueron unas de las primeras víctimas el año pasado, y muy posiblemente sean la última cosa que vuelva cuando un día otro haga acto de presencia la ‘nueva normalidad’. No obstante, el tiempo, la ciencia y el ingenio de la industria musical se han puesto de acuerdo en algo. Si sumas todos los indicadores positivos de la próxima temporada de música en directo, es posible que estés muy cerca de volver a los grandes conciertos épicos de verano. Cruza todos los dedos, los de las manos y los de los pies también, mientras se evalúan las vacunas…

Vacu-nación

Ahora que ya existen varias vacunas en diferentes estados de aprobación, el proyecto internacional de vacunación en sí y los grados de solidaridad y colaboración mundial sin precedente que hemos experimentado para acelerar su distribución, han causado que la tentación de sentirse excesivamente optimista sea ciertamente alta. Siendo realistas, sin embargo, es muy probable que como mínimo tardemos un año hasta que buena parte de la población mundial haya recibido la vacuna, por lo que es mejor no hacerse muchas ilusiones e imaginarnos que pronto estaremos todos abrazándonos en plena algarabía sin ningún tipo de medida de seguridad adicional. Dicho eso, una vez que las personas de mayor riesgo empiecen a recibir la vacuna, y el virus sea menos amenazador, las restricciones (y eso incluye también los volúmenes de personas) empezarán también a relajarse. Las personas jóvenes, saludables y sin vacunar que tanto desean ir a conciertos continuarán corriendo el riesgo de contagiarse, pero como mínimo el peligro de infectar a otras personas, que puedan ser de mayor riesgo, continuará disminuyendo a medida que pase el tiempo.

Pocos. Al aire libre. Con distancia.

Los primeros eventos que volverán a ofrecerte música en directo sobre un escenario cerca de donde estés tú seguramente serán conciertos con pocas personas o al aire libre o con distancia, o los tres juntos. Varios países probaron con éxito en el verano de 2020 varios conceptos que cumplen con las restricciones del coronavirus, mientras que ya los hay que han vuelto incluso a lo que antes conocíamos como normal. Tras varios confinamientos estrictos a nivel local, Australia fue testigo de los primeros festivales de verano del Hemisferio Sur, mientras que los clubes de China también han empezado a dar pasos para intentar reabrir sus puertas al público y Taiwán lleva meses albergado ya espectáculos multitudinarios. La premisa fundamental es un índice local o nacional de contagio consistentemente bajo, que a día de hoy solo unos países han conseguido, pero que poco a poco irá también llegando al Hemisferio Norte una vez se acerque la primavera. Dado que la industria mundial de eventos es una industria bien conectada, los organizadores de otros países podrán aprender de los éxitos e implementar estrategias parecidas una vez que los índices de contagio bajen.  

Controlar las masas

Hablando de lecciones: un estudio alemán realizado en verano de 2020 nos trae esperanza – junto con unas instrucciones muy claras – de cara a los conciertos en espacios cerrados. A lo largo de un concierto ‘simulado’, los asistentes (que todos habían dado negativo de coronavirus) fueron equipados con un dispositivo de rastreo de contacto. Una audiencia de 1600 personas presenció un concierto real bajo condiciones casi normales, en tres situaciones diferentes. La evaluación de los datos de movimiento mostraron que solo unos cuantos contactos tuvieron una duración lo suficientemente larga como para exceder el umbral de riesgo de contagio. Las medidas para reducir los tiempos de espera en las entradas, las salidas y los puntos de refrescos podrían reducir o incluso eliminar estos contactos. Además de llevar la mascarilla, el estudio identificó la ventilación adecuada como la clave para que los eventos en espacios interiores sean seguros. Tras una temporada entera de verano con conciertos al aire libre durante la cual podremos testar los conceptos de higiene, el próximo invierno ya deberíamos estar listos para volver a celebrar conciertos en espacios cerrados de nuevo.

Pruebas y más pruebas

El hecho de que las personas que participaron en el estudio anteriormente mencionado hubieran sido testadas de antemano ya nos indica cuál es una de las estrategias más prometedoras a medio plazo para poder realizar eventos multitudinarios. Ahora que las pruebas de COVID ya son más rápidas, más baratas y están más disponibles, someter a todos los visitantes a una prueba rápida o pedirles que muestren un certificado de una prueba con resultado negativo es una medida más realista. Con esta barrera adicional de protección en la entrada, los juerguistas podrían divertirse activamente dentro de un gran grupo burbuja que los protegería tanto a ellos como a los que están fuera de esa burbuja, una vez que todos regresen a sus casas. Los festivales más pequeños ya han puesto en práctica este enfoque y el fundador de Glastonbury, Michael Eavis, está sopesando su implementación para su festival, uno de los más famosos de todo el mundo.

Ideas alternativas

Si no puedes crear una burbuja gigante, quizá puedas meter a todos los asistentes en sus pequeñas burbujas. 2020 fue testigo de incontables intentos de celebrar conciertos seguros en medio de la pandemia, desde los auto-eventos y los festivales con asientos asignados, a un concierto de los Flaming Lips en directo ante un público situado en el interior de burbujas de plástico, literalmente hablando. Aunque la novedad de estos insólitos conciertos nos hizo sonreír cuando nos sentábamos en casa soñando en poder asistir a eventos en directo, todos sabemos que no son económicamente viables a largo plazo. No obstante, sí que nos demuestran el impulso creativo de una industria que no se rendirá sin luchar hasta el último momento.

Hacer de la necesidad virtud

Para muchos, los conciertos y festivales que se celebraron bajo las medidas de distanciamiento social fueron poco más que un sustituto de circunstancias de la cosa en sí. Otros encontraron que finalmente podían disfrutar de una experiencia que, no mucho tiempo antes, les había parecido una alternativa poco atractiva. La industria de la música en directo se orientó a aquellos segmentos demográficos de fans de la música que previamente había rechazado porque odiaban las multitudes, odiaban estar de pie y odiaban los mugrientos lavabos portátiles, pero que por otro lado sí que están dispuestos a pagar más para asistir a una experiencia más relajante, de mayor calidad y, además, más segura en medio de una pandemia. Los festivales boutique han ido al alza estos últimos años, y aunque los festivales con distanciamiento social no gustan a todo el mundo, ni se adaptan al bolsillo de todos, la verdad es que tienen un potencial que merece explorar.

Encontrar el tiempo

En el escenario más optimista posible, es decir, que amplios segmentos de la población hayan recibido la vacuna, los índices de contagio hayan bajado, las medidas higiénicas sean efectivas y los conceptos de evento seguro hayan demostrado tener el éxito necesario, hasta mediados de año no podremos ver a nuestros artistas favoritos sobre el escenario. Esto abrirá la puerta, no obstante, al siguiente envidiable problema que muchos deberemos afrontar: no tendremos el tiempo o el dinero para asistir a todos los conciertos que nos gustaría. Seguramente que todavía debes tener las entradas para los conciertos que se pospusieron en 2020. Y seguramente también estarás esperando con el corazón en un puño a que empiece la largamente esperada gira mundial que acompañará el lanzamiento del nuevo álbum de tu grupo favorito, que debería haberse realizado en medio del confinamiento. A eso tienes que añadirle todas las fiestas de cumpleaños, bodas o cualquier otro evento de esa índole que tuvo que cancelarse el año pasado, sin fecha segura para el futuro, pero que ahora empezará a tener fecha y sitio, y que te dejarán doblemente colapsado. ¡Qué emoción!

Apoyar a la industria

Sin embargo, hasta que el sueño no se haga realidad, nuestro sentido colectivo de la anticipación por sí solo no será suficiente para mantener toda esta industria a flote. Para asegurarnos de que podemos escuchar pronto música en directo, sea cuando sea que se decida que es seguro hacerlo, primero tendremos que apoyar a los sectores creativos y culturales. Eso significa que, además de las ayudas de los gobiernos, hay que comprar álbumes y productos de merchandising directamente a los artistas, así como conectarnos a sus conciertos en streaming, comprar entradas con antelación una vez que se anuncien los eventos presenciales y guardar las entradas de los eventos que se hayan pospuesto en vez de exigir que nos devuelvan el dinero. El show debe continuar, sí, pero solo si el público se queda y espera a que se vuelvan a abrir los focos del escenario.


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