Desplaza

Solía haber un orden preestablecido en la industria del entretenimiento que decía que si querías jugar a lo grande, tenías que arriesgarlo todo con las películas; lo que dejaba a la televisión como el lugar en el que uno encontraba las historias más humildes a pequeña escala. Sin embargo, durante los últimos 10 años, las cosas han cambiado.

Este mes, sin ir más lejos, Disney+ estrena WandaVision, una serie que parece destinada a afectar directamente la continuidad del universo cinemático de Marvel (MCU), con personajes como Scarlet Witch (Elisabeth Olsen) y Vision (Paul Bettany) en una historia doméstica surrealista en la que nada es lo que parece. Eso sí, cuenta con un presupuesto de 150 millones de dólares con el que la mayoría de películas solo pueden soñar. Y este es solo un ejemplo de una tendencia mucho más generalizada.

Pero, ¿cómo consiguieron las mayores franquicias de las películas de Hollywood meterse en la televisión? Echemos un vistazo.

Expandiendo el universo

Como ya debes haberte dado cuenta, estamos viviendo una época de grandes cambios en la industria de la televisión. La batalla por dominar el mercado ha llevado a los principales distribuidores de contenidos a volcar grandes cantidades de dinero en programas ambiciosos que sean capaces de rivalizar con sus equivalentes en la gran pantalla, lo que significa que las historias que solían reservarse para el formato multiplex han encontrado ahora una manera de colarse en las plataformas de streaming en forma de serie televisiva a gran escala. Para justificar estas grandes ambiciones, muchos estudios han recurrido a los universos familiares para captar nuestra atención.

Marvel ha sido uno de los primeros en expandir su universo cinematográfico. Lo ha hecho pasándose a la pequeña pantalla y utilizando la popularidad de sus películas para crear un universo más global todavía. Esto empieza con Agents of S.H.I.E.L.D. en 2013, que seguía las aventuras de la agencia que ‘limpia’ después de que hayan pasado los Vengadores. Esto se amplió a programas como Agente Carter (2015-2016), un personaje secundario de las películas del Capitán América, y a la serie Defenders de Netflix, en las que tienen lugar aventuras autónomas, pero interconectadas, dentro del Universo Avengers; ejemplos de ello son títulos como Daredevil, Luke Cage y Jessica Jones.

Lejos de ser meras máquinas inanimadas de hacer dinero, lo cierto es que fueron una manera de insuflar vida en el mundo circundante de las películas, que ahora pasan a contener pequeños huevos de Pascua para los fans de la televisión. No obstante, estamos llegando a un punto en el que los programas están tomando el protagonismo narrativo. Es posible que WandaVision y su amigo, el programa de Marvel para televisión, Falcon and the Winter Soldier, tomen el mando narrativo que se inició con las películas taquilleras de los Vengadores, lo que significa que la gran pantalla empezará a trabajar mano a mano con la pequeña pantalla para explicar una todavía mayor historia (de hecho, en diciembre ya se anunció que WandaVision, Spider-man 3 y la esperada secuela de Doctor Strange formarán parte de una todavía mayor historia que las englobará a todas).

No solo son los superhéroes los que están pasándose a la televisión. Este año, Amazon ha apostado fuerte con El Señor de los anillos, una serie inspirada en los libros de J.R.R. Tolkien, pero que indudablemente aprovechará la continuada popularidad de la trilogía cinematográfica de Peter Jackson de principios del siglo XXI. La serie, que costará aproximadamente cuatro veces lo que costó la trilogía, será una precuela que, sin duda alguna, pretenderá meterse en la mente de los telespectadores junto con las películas de la trilogía, como ya sucedió previamente con la serie de La Guerra de las galaxias, The Mandalorian.

Este es el cruce de cine a televisión que sin duda ha experimentado el mayor éxito hasta la fecha. La serie, que transcurre en la época posterior a El Retorno del Jedi, ha tenido una gran acogida entre su siempre tan protectora base de fans, a la vez que nos dio la oportunidad de volver a ver personajes de la trilogía original. Mientras que las creaciones dentro del universo de La Guerra de las galaxias han ido llenando los huecos narrativos entre películas, The Mandalorian se ha convertido en casi obligatoria entre los fans de la saga de La Guerra de las galaxias. El éxito que experimentó el mes pasado la segunda temporada ha inspirado un montón de programas más de La Guerra de las galaxias, como una serie de Lando Carlissian y el futuro spin-off de Obi-Wan Kenobi, en el que veremos a Hayden Christensen en el papel de Darth Vader.

Reescribiendo la historia

No solo son las franquicias de las películas las que están probando su suerte en otras plataformas. Muchos son ya los casos en que la televisión misma ha tomado películas con las que los espectadores están bien familiarizados y las han traducido al formato de pequeña pantalla, desde el que cuentan la historia de la película pero a lo largo de un mayor período de tiempo, o –en otros casos– intentan triunfar allí donde los cineastas fracasaron. La película de 1973 Westworld pareció perfecta para una actualización televisiva. No obstante, y a pesar de los esfuerzos de Arnold Schwarzenegger, y otros, de hacer un remake de la misma, los estudios cinematográficos no dieron con la manera de que la idea funcionara.

Sin embargo, en 2016, HBO se atrevió a hacer el remake televisivo de Westworld, aunque en su caso se ha tratado de una versión mucho más oscura, llena de sexo, violencia y corrupción. La narración en formato largo pareció acomodar bien la historia original de Michael Chrichton, hasta el punto de ganar numerosos premios y de llegar a rodar cuatro temporadas.

Un enfoque parecido fue el que se utilizó en 2013 con la serie Hannibal, una adaptación de las novelas de Hannibal Lecter de Thomas Harris basada en el éxito de las cinco películas de Lecter. Mads Mikkelsen reinventó el papel del título, transformando al gélido depredador (encarnado por Anthony Hopkins) en un Lecter más considerado, cuyas tendencias psicopáticas podían pasar desapercibidas en una sociedad educada. La serie fue un gran éxito y está considerada como una de las mejores series de terror de todos los tiempos. Lamentablemente, acabó teniéndose que cancelar antes de poder adaptar los acontecimientos de la historia más famosa de todas, la de El silencio de los inocentes. Asimismo, la franquicia de terror de los 90, Scream, y los 12 monos de Terry Gilliam también han sido objeto de remakes televisivos orientados a un público más joven, y con cierto éxito, ya que duraron tres y cuatro temporadas respectivamente.

Muchas otras películas nos han regalado nuevas perspectivas o lecturas de personajes famosos. Bates Motel intentó comprender a Norman Bates de Psicosis desde un ángulo diferente, a través de construir una crónica de sus años de juventud, mientras que el reciente éxito de Netflix, Ratched, nos ofrece una precuela de la enfermera Ratched de Alguien voló sobre el nido de cuco, interpretada por Sarah Paulson. Ambas series intentan relatar la creación de estos monstruosos personajes a través de complementar los personajes cinematográficos originales, pero poniéndolos bajo una luz diferente.

Suelo sagrado

No todas las historias son recibidas necesariamente con los brazos abiertos, ya que los fans incondicionales suelen tratar las nuevas versiones de sus películas favoritas con escepticismo. Watchmen, de HBO, por ejemplo, que se estrenó en 2019 con mucha presión, es una secuela del admirado comic de 1986 y del éxito cinematográfico de 2010 de Zack Snyder.

Muchos fans de los largometrajes originales consideran que ciertas historias son sagradas, y cualquier intento de reinterpretar los personajes de los que han acabado sintiéndose en cierto modo propietarios tiene muchas posibilidades de tener que pasar por la lupa mucho más estricta que cualquier otra serie. El anuncio del año pasado del estreno de las series basadas, una en la comedia de los 90 Un equipo muy especial, y la otra el éxito de culto de los 80 The Lost Boys, fueron recibidas con incredulidad, seguramente porque ambas películas originales continúan siendo objeto de tanta estima entre el público. Incluso The Continental, una serie que es un spin-off en el mundo de John Wick, ha sido cuestionada por ser una precuela en la que no aparecerá el contundente asesino encarnado por Keanu Reeves.

Aquellos que tengan dudas podrán quedarse tranquilos cuando sepan que este tipo de adaptaciones tienden a tener un gran índice de éxito debido al gran cuidado que se tiene a la hora de hacer algo que está obligado a cumplir con unas expectativas muy altas. Watchmen fue todo un éxito, llevándose los elogios de la crítica y hasta 11 premios Emmys. Otra serie, Snowpiercer, una precuela de la película de 2013 Bong Joon-ho, ha recibido también muy buenas críticas y la segunda temporada ya está programada para este mes. Network FX, la empresa responsable de la reciente continuación de Fargo, también ha anunciado una serie de Alien, con la que se espera poder continuar la saga tras años de intentos fallidos al respecto.

Así pues, ¿podemos decir que la televisión está sustituyendo al cine como nuevo hogar de la narrativa de gran presupuesto? Seguramente no, ya que ciertas historias continúan viéndose mejor en la gran pantalla y resolviéndose en un par de horas.

Lo que ha sucedido, sin embargo, es que la manera en que miramos la televisión ha cambiado. Ahora, todo aquello que no dé la sensación de ‘serie de televisión que no puedes perderte’ acaba a la cola de visualizaciones. Esto ha llevado a los creadores de televisión a mayores ambiciones, lo que significa que se empiezan a versionar títulos taquilleros que sin duda llamarán nuestra atención y, quién sabe, quizás acabarán convirtiéndose en nuestra obsesión. Todo esto es sinónimo de historias que quizás no funcionaron en el cine y que ahora pueden tener una segunda oportunidad en televisión, al mismo tiempo que las franquicias que tanto nos encantan podrán seguir expandiéndose e incluir más historias que nunca.


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