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Si el Internet nos ha enseñado algo, es que siempre habrá otras personas en otras partes del mundo que tienen los mismos intereses que tú, solo tienes que encontrarlos. Este es el motivo por el cual te retamos -sí, a ti- a crear tu propio club.

¿Alguna vez has entrado en un club o grupo de algún tipo y, al poco tiempo, te has dado cuenta de que no era exactamente lo que esperabas? Quizás te uniste a un grupo de lectura, pero rápidamente te diste cuenta de que los demás estaban interesados en libros que a ti no te gustaban.

O a lo mejor empezaste a participar en reuniones gastronómicas, solo para descubrir que odiabas todo lo que a los demás les encantaba comer. En cualquier caso, la respuesta no es simplemente rendirse y guardar tu hobby solo para ti. Lo primero que tienes que hacer es averiguar qué quieres de tu hobby, hacer un pequeño estudio y convertirlo en tu propio club.

Para ayudarte a empezar, aquí tienes algunos ejemplos divertidos de qué podría ser un club especial (al que incluso nosotros entraríamos).

Club de deportes poco convencionales

¿Te gusta mantenerte activo, pero no te sientes atraído por ninguno de los deportes más populares? ¿Estás cansado de jugar fútbol porque el resto parece no saber jugar a nada más? Si es así, ¡este es el club perfecto para ti! Un club de deportes poco convencionales sería una muy buena manera de conocer gente nueva, hacer ejercicio y probar otros deportes de los que jamás habías oído.

Una semana podría estar dedicada al hockey subacuático y la siguiente podrías aprender a jugar a Quidditch. Lo más probable es que acabes con un grupo de personas divertidas a quienes les gusta todo lo raro y descabellado y, que además de ir buscando algo diferente, estén siempre dispuestas a afrontar un nuevo reto.

Club de libros prohibidos

El problema con muchos de los clubes de lectura que existen es que los libros en sí no incitan a un gran debate. Claro, Jane Austen fue una gran escritora y, sí, todos tuvimos que leer La chica del tren porque queríamos ver la película. ¿Pero qué sucede con aquellos libros que realmente causaron polémica?

Si realmente quieres crear un debate interesante y culto entre auténticas ‘ratas de biblioteca’, un club de libros prohibidos sería una idea genial. Planifica una bibliografía de los libros prohibidos más conocidos que jamás se hayan publicado, como Los versos satánicos de Salman Rushdie o la obra maestra Beloved de Toni Morrison, y prepárate para un debate realmente estimulante.

Club de amantes del queso

Obviamente, lo más importante de crear un club de foodies es decidir qué tipo de comida van a degustar. Si te has cansado ya de los grupos gourmet que recorren la ciudad buscando los restaurantes más caros o sobrevalorados, ¿por qué no juntas a un grupo de personas que guste de una comida específica, como por ejemplo el queso? El queso es delicioso, hay miles de tipos diferentes y muchas maneras de comérselo.

No necesitan ir juntos a un restaurante para compartir su amor por el queso. Por ejemplo, un día pueden encontrarse en una plaza de mercado, otro día invitas a tus amigos para hacer juntos una fondue, y otra noche se reúnen en una pizzería con ingredientes interesantes de queso. ¡Sé creativo!

Club de manualidades: de desechos a tesoros

¿Te gusta hacer manualidades? ¿Te sientes satisfecho cuando utilizas las manos y disfrutas al enfrentar un reto creativo? Quizás un club de manualidades sea lo tuyo. Pero espera, porque este no es un club de manualidades cualquiera. En las reuniones, un miembro trae una bolsa llena de desechos -desde periódico a ropa vieja, platos rotos, discos antiguos que ha encontrado en el garaje, etc.- y en grupo piensan qué pueden crear con todo eso. Si esto no es un reto creativo, ya no sabemos qué lo es.

Club de películas malas

Si eres un adicto al cine, entonces es muy probable que hayas visto la mayoría de los clásicos y que ya conozcas de sobra, El padrino o El Ciudadano Kane. Te recomendamos que crees un club que mire el cine de un modo diferente. ¿Por qué no te especializas en películas malas? Encuentra un grupo de gente que esté dispuesto a mirar las peores películas de la historia y déjate maravillar por guiones atroces, actuaciones torpes y efectos especiales totalmente fallidos y quizás, solo quizás, serás capaz de extraer algo bueno de tanta mediocridad. Te recomendamos que empieces por The Room (2003), de Tommy Wiseau.

 

Artículo de Gail Wilcoxen


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