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En la historia del cine, pocas películas han llegado a existir totalmente por méritos propios. En algún momento, un grupo de fans, por grande o pequeño que fuera, la hizo posible, la recomendó y le encontró su lugar en el espíritu de la época. Los cineastas son tan fundamentales para la creación de una película como los fans lo son para que tenga éxito. Solo hay que mirar a iconos globales como el gigante de Bollywood Salman Khan o la actriz norteamericana Angelina Jolie, cuyos devotos clubs de fans son tan responsables de sus éxitos y fama como las mismas taquillas. 

Por esto, no debería sorprendernos que películas enteras hayan visto la luz gracias a fans que no estaban todavía preparados para decir adiós a sus ídolos o que exigían un producto final que se ajustara más a sus expectativas. 

Un ejemplo concreto: Justice League de Zack Snyder se lanzó digitalmente a nivel mundial el mes pasado, aunque esta nueva encarnación del proyecto de 2017 nació finalmente gracias al poder de sus fans. #ReleaseTheSnyderCut se convirtió en un poderoso movimiento en redes sociales como Twitter y Vero una vez quedó claro que la teatralizada Justice League era muy diferente de la visión de Zack Snyder, el director original que abandonó el proyecto debido a una tragedia personal y que fue sustituido por Joss Whedon. Los fans exigieron que se rodara la versión ‘auténtica’ de la película, y la campaña tuvo tal éxito que, al final, con el paso de los años, Snyder obtuvo el apoyo necesario para hacer realidad esta edición de cuatro horas de duración. 

Aunque este quizá sea el ejemplo más claro, los fans ya llevan décadas ‘creando’ películas a través de ejercer presión mediante el envío masivo de cartas escritas a mano y digitalmente. De hecho, es posible que algunas de tus películas favoritas hayan recibido el visto bueno, hayan sido modificadas o incluso se hayan visto completamente financiadas por entusiastas que se implicaron a fondo en la franquicia o el actor.

Allí donde ningún fan ha ido nunca todavía…

El ejemplo más antiguo y famoso de este tipo de devoción fue cuando un más que respetado programa de ciencia ficción dio el salto de la pequeña a la gran pantalla. 

Para muchos, Star Trek fue el parangón del concepto de súper-fan, que en este caso pasarán a la historia como los ‘Trekkies’ o los ‘Trekkers’ y, por lo tanto, como los primeros fans de un programa o serie en recibir tanta atención mediática, hasta tal punto de que acabaron asentando los parámetros que más tarde han definido a muchos otros fans de otras series o películas de hoy. Pero en la década de los 60, Star Trek era una discreta serie televisiva que no gozaba de grandes índices de audiencia. Tras los rumores que predijeron que la serie se cancelaría después de dos temporadas en antena, una campaña masiva organizada por el fan Bjo Trimble inundó de los estudios con cientos de miles de cartas. Las cartas, que habían sido escritas por oficinistas, científicos, estudiantes y gente procedente de todos los ámbitos de la sociedad, acabaron salvando la serie.

Si la campaña no hubiera tenido éxito a la hora de demostrar la importancia del grupo de fans, es muy probable que la serie se hubiera cancelado. Es más, las pruebas que demostraron la misma existencia de esa base de fans jugaron un papel importante en la creación de la primera película de Star Trek en 1979, el primer lanzamiento de una franquicia que ha continuado hasta día de hoy con el reinicio inspirado en J Abrams. En ese sentido, la campaña de cartas en favor de la continuidad de Star Trek no solo creó una película, sino que inspiró un total de 13. 

Aunque por su parte Joss Whedon puede haber quedado encasillado entre los malos de la historia de Justice League, no hay duda de que ha salido claramente beneficiado del apoyo que recibió de los fans en el pasado. Su serie de 1999 Firefly es una de las grandes historias televisivas de suspenso, que se vio cancelada antes de llegar al final de la primera temporada cuando los problemas relacionados con la programación causaron unos bajos índices de audiencia. Sin embargo, los fans sí la seguían y una vez que la serie salió al mercado en formato DVD, el éxito de ventas animó a Whedon a terminar la historia en forma de película. El resultado fue Serenity, de 2005, que ofreció a los fans un final para aquellos personajes que habían aprendido a adorar, y de paso puso también los cimientos en el folclore de la ciencia ficción de donde después salió Firefly

Prepararse para la reacción

Del mismo modo que los fans han pedido que algunas películas continuasen como habían hecho hasta entonces, la naturaleza instantánea de la edad e internet les ha otorgado el poder de afectar el desarrollo de las películas que ya se están rodando, o incluso de las que están en producción. 

El ejemplo más reciente de ello tuvo lugar en 2019, cuando el diseño original de Sonic the Hedgehog fue ridiculizado por los observadores online, que exigieron que la adaptación a la gran pantalla mantuviera una estética más fiel al juego. La reacción fue tan importante que retrasaron el lanzamiento para poder rediseñar al personaje, y dado que la película tuvo tanto éxito, ahora queda claro que los fans sabían lo que se hacían. 

Las cuestiones de precisión también fueron objeto de debate debido a la representación de los personajes en las películas Hellboy de 2019 y Ralph Breaks the Internet en 2018. En la primera, el actor Ed Skrein tuvo que dar un paso al lado y dejar de interpretar a Ben Daimio después de que los fans señalaran que el personaje era originalmente de descendencia asiática. Así que Daniel Dae Kim representó el papel en la película ya terminada. En la película posterior, una aparición estelar basada en el papel principal de Tiana en The Princess and the Frog se vio alterada después de que los fans se dieran cuenta de que su tono de piel era mucho más claro de lo que había sido en la película original. 

Otro increíble ejemplo de cómo pueden los fans cambiar una producción sería el de la aparición estelar de la boy band *NSYNC en la película de 2002 Star Wars: Episodio II – el Ataque de los clones. Los miembros del grupo tenían que interpretar a los Jedis que aparecían de telón de fondo en las escenas de batalla, ya que la hija de George Lucas era una gran fan del grupo. Las escenas se rodaron, pero al final se cortaron y no se editaron a resultas de la negativa reacción de los fans después de que la noticia de la aparición del grupo saliera publicada en la prensa. Aunque luego no se vieron oficialmente implicados en la película, las teorías online sugirieron que sí terminaron por aparecer en una de las tomas. 

Predicar con el ejemplo

La naturaleza de la interacción online ha cambiado tanto con el paso de los años como lo ha hecho la implicación de los fans en lo que aparece en pantalla. 2010 fue testigo del ascenso de la campaña de financiación colaborativa a través de la cual la gente podía hacer donaciones a un proyecto a cambio de recompensas o de aparecer en los créditos del producto final. La ecuación pasó a ser muy sencilla para los fans: ¡si deseas ver algo hecho, fináncialo tú mismo! Zach Braff continuó su debut tras la cámara en Garden State con Wish I Was Here, una película de 2013 parcialmente financiada con más de 3 millones de dólares generados en Kickstarter mediante los fans de su anterior trabajo cinematográfico. 

Tras la polémica inicial (la financiación colaborativa suele percibirse como una de las maneras que tienen los artistas de poder hacer sus obras realidad con ayuda no procedente dentro de la industria), otros cineastas también apelaron a sus bases de fans para financiar los presupuestos de sus rodajes. El oscarizado Spike Lee recaptó 1,4 millones de dólares para hacer su película de terror Da Sweet Blood of Jesus en 2014, e incluso reveló que el director Steven Soderbergh (Ocean’s 11, Contagio) fue uno de los donantes. La leyenda de Twin Peaks, David Lynch, realizó un documental acerca de su propia carrera, David Lynch: The Art of Life, y lo hizo a través de medios similares. 

Pero todo eso se vio eclipsado por los 5 millones de dólares recaptados con el fin de recuperar la serie de TV Veronica Mars, pero en formato película. Este fue el primer proyecto destinado a financiar una franquicia de tendencia dominante como es esta serie de Kristen Bell, la cual incluso después haber sido cancelada, consiguió retener a una amplia base de fans que se mostraron más que dispuestos a contribuir a poder seguir viendo las aventuras de la detective adolescente pero ahora como adulta. No solo consiguieron que se hiciera la película, sino que además también inspiró un auténtico renacer, con secuelas, novelas, un spin-off y una continuación televisiva que fueron apareciendo a lo largo de los años.  

En el pasado, los estudios cinematográficos y las estrellas del cine ostentaban todo el poder en Hollywood. Hoy, en cambio, es la audiencia la que manda. No todos los proyectos iniciados por campañas acaban saliendo a la luz (un sitio web especializado en volver a hacer Star Wars: El último Jedi no ha tenido hasta ahora demasiado éxito). Pero si Justice League de Zack Snyder nos ha demostrado algo, es que la historia del cine puede reescribirse si hay suficientes fans que se unan con eso propósito.


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