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Cuando se trata de protegerse del infernal sol del verano, tendemos a buscar el cobijo de los productos habituales: gafas de sol, sombreros, protector solar y ropa de protección. ¿Pero alguna vez habías considerado la posibilidad de usar una sombrilla?

Solo tienes que preguntarle a la creativa diseñadora de sombrillas de Nueva York, Lisa Selwitz, que no solo cree en la importancia de proteger nuestra piel sino que acabó llevando su convicción al punto de fundar Lily-Lark, una empresa que diseña y fabrica a mano sombrillas artísticas de inspiración asiática con un índice de protección del 98% contra los rayos UV.

De símbolo de estatus social a protección solar

Las sombrillas o parasoles (cuyo término de origen italiano y francés significa, literalmente, “defensa contra el sol”) no son un invento nuevo. De hecho, se han usado durante siglos en civilizaciones como la China, el antiguo Egipto y Asiria.

“Sorprendentemente, son más antiguas que los paraguas”, nos cuenta Selwitz. “Evolucionaron de estar hechas de plantas y de piel de animales a ser de ropa y otros materiales, algunos de ellos tan caros que solo las usaban la nobleza y la realeza. … Con el paso de los años, las sombrillas se convirtieron en un accesorio de moda de las mujeres de clase acomodada y, poco a poco, fueron introduciéndose en los países europeos y en América, donde están consideradas como un objeto esencial del vestuario femenino”, nos explica.

“Llegó un momento en que, cuando ponerse moreno no solo se puso de moda sino que se convirtió en un símbolo de belleza, influencia y estilo de vida, y así el uso de la sombrilla disminuyó considerablemente. En tiempos modernos, a medida que empezamos a concienciarnos sobre el daño que el sol genera en nuestra piel, empezamos a usar métodos de protección solar, lo que significa que las sombrillas vuelven lentamente a utilizarse”, comenta.

Una obra de arte

Aunque la protección contra los rayos UV es una de sus características esenciales, no es el único punto a destacar de las sombrillas de Selwitz. Sus diseños son una auténtica obra de arte. En sus propias palabras: “la estructura interior de una sombrilla Lily-Lark es una configuración centenaria hecha de bambú con doseles que son de arte refinado. El arte es único, hasta el punto de que uno puede llegar a ver la mano del artista. En última instancia, está a 180 grados de un paraguas”.

Preguntamos a Selwitz sobre su pasión y fuentes de inspiración, así como acerca de los retos que debe afrontar en su intento de volver a dar vida a un accesorio de moda casi olvidado.

Inicialmente, ¿qué encendió tu pasión por las sombrillas?
Lisa Selwitz: Interesarme en las sombrillas fue, para mí, una evolución orgánica. Como mujer que trabajaba en una industria que discrimina por motivos de edad, siempre me había protegido mucho la piel. Asimismo, siempre me había gustado la idea de caminar con un paraguas bajo el sol, aunque nadie lo hacía. Un día, estaba en un jardín de esculturas con mi tía y ella llevaba esta preciosa sombrilla de bambú para protegerse del sol. Me enamoré de su tradicional estructura asiática y tomé nota de ella. Cuando finalmente empecé a ver mujeres en zonas urbanas que llevaban paraguas en verano, me inspiré y creé algo mejor. Pensé en la sombrilla de mi tía y salió la diseñadora que llevo dentro.

¿Cómo aprendiste a diseñar y elaborar sombrillas?
Hacer las sombrillas realidad fue un largo proceso. Hacer artículos exclusivos era una espada de doble filo, porque hacerlos insólitos los hace más deseables, pero también más difíciles de obtener. Puedes encontrar fabricantes en partes de Asia que te los conseguirán de papel barato o nylon por el precio de una taza de café. Pero esa no era la idea que tenía en mente. Yo quería hacer un producto de calidad que no fuera como nada que ya existiera en alguna parte del mundo. Me llevó años de investigación hasta que encontré un fabricante que estaba dispuesto, y podía, hacer lo que yo deseaba. Mi padre había sido investigador científico y está en mi ADN investigar algo hasta que encuentro una manera de solucionar el problema.

Tardé cerca de un año y medio antes de que el fabricante tuviera el diseño claro. Una vez aprobé las muestras originales, empezamos a producir. Varios meses más tarde descubrí que la producción se había descuidado y era necesario reconfigurarla. Presioné al fabricante para que encontrara la manera de solucionarlo. En un momento dado, no estaba segura de ni si llegaría a tener un producto ni una empresa. Pero al final todo salió bien.

¿Podrías explicarnos paso a paso el proceso de diseño y elaboración de una sombrilla Lily-Lark?
El proceso empieza por saber cuáles son las tendencias de estampados y colores de la temporada. Después investigo y visito ferias de diseño textil donde pueda comprar los estampados. Este es el momento clave porque los estampados definen quiénes somos y son un elemento principal de nuestra identidad de marca.

Una vez he comprado el estampado, puedo rediseñar la paleta de colores, vuelvo a escalar los objetos en el estampado y voy jugando con ellos. Puedo jugar con cómo acabo obteniendo el diseño final. Ahí es donde mi formación en dirección artística entra en juego.

Una vez he finalizado el estampado, pruebo el color con la impresora digital para tejidos. Después de testar el tejido de prueba y, finalmente imprimirlo, el fabricante se lo lleva, lo corta en círculos para los doseles, monta los marcos de bambú y, a continuación, acopla los doseles a la sección superior de toda la estructura. Una costurera cose las fundas a juego donde se llevan las sombrillas.

¿Cuál es tu parte favorita?
Es difícil de decir; cada paso tiene su parte positiva. En muy emocionante ver cómo se va desarrollando el proceso. Un estampado que compras a partir de un cuadro diminuto acaba por convertirse en una preciosa sombrilla, lo que es como si algo floreciera en la naturaleza justo delante tuyo.

¿De dónde sacas toda esa inspiración artística?
Aunque lo que yo estudié pertenece más al campo del diseño comercial/gráfico, me crié en una casa con una artista de arte abstracto. Mi madre es una de las artistas con más talento que jamás he visto y eso guía mi sentido del color y de la visión en general. Casi cada estampado que compro es una acuarela, una pintura al óleo, un grabado, un dibujo de tinta, un collage o algún otro medio creado por un artista. Todas las sombrillas son auténticas obras de arte.

No todo el mundo se siente cómodo con una sombrilla. ¿Qué dirías a aquellas personas que aún dudan?
No es mi intención intentar convencer a nadie de que use sombrillas. O se sienten cómodos con ellas o no. Pero cuando al final las prueban, descubren que caminar bajo una sombrilla es mucho más cómodo que caminar bajo el ardiente sol, quemarse y dejar que te quede el pelo como el de un espantapájaros (¡además de que una sombrilla tapa mucho más que un sombrero!). Las sombrillas se suministran con sus fundas a juego para que el usuario pueda llevarla sobre el hombro cuando no la use. Dado que pueden llevarse en una bolsa y que no hace falta sujetarlas en todo momento, es menos probable olvidarlas en alguna parte. Al final, la tendencia está empezando a implantarse. A medida que más mujeres disfrutan usándolas, otras las verán y se sentirán inspiradas.

¿Hay algo que deba y/o que no deba hacerse cuando se intenta combinar una sombrilla con tipos de ropa diferentes?
No hay nada que no debas hacer. Pero sí que hay cosas que deberías hacer, especialmente con una Lily-Lark: divertirte y disfrutarla como un auténtico accesorio de moda que es. Se atrevida con los estampados y no te preocupes de lo que piensen los demás. Lo más probable es que se te acerquen y te pregunten dónde la has comprado. Cuando salgo de casa con una sombrilla, siempre llevo encima un buen fajo de tarjetas comerciales. Me paran por la calle constantemente.

Descubre las colecciones de sombrillas de Selwitz en Lily-Lark


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