Desplaza

La idea de hacerse autónomo es un sueño para unos, pero una pesadilla para otros. Aquellos que sueñan con la libertad creativa, la flexibilidad organizativa y la independencia en relación al lugar de trabajo suelen ser personas con altos niveles de motivación, que hacen lo que hacen porque realmente les gusta. Sin embargo, y lamentablemente, no siempre están lo suficientemente equipados para afrontar los aspectos prácticos de la autonomía profesional. Aquí te dejamos algunos consejos sobre cómo organizarte cuando te conviertas en trabajador freelance.

Fíjate un horario laboral concreto
Aunque una de las mayores ventajas de ser freelance es poder romper con la rutina normal, asegúrate de no olvidar por completo el concepto de un horario laboral fijo. Rompe el molde y fíjate un horario que se adapte a tu bioritmo y estilo de vida. Si eres de los que se levanta a primera hora de la mañana, ponte a trabajar al alba; si eres ave de producción nocturna, entonces levántate más tarde y empieza el día con un buen desayuno o un poco de ejercicio. Mantén un resumen mensual, semanal y diario de las tareas que llevas a cabo para identificar los trabajos recurrentes, proyectos de mayor envergadura y trabajos cotidianos del día; esto te permitirá hacerte una buena idea de todo lo que tienes que hacer en cada momento.

Ignora la idea de un horario laboral concreto
Las normas están hechas para romperlas, especialmente si la persona que las establece y la que se las salta es la misma. Una vez que hayas entrado en un ritmo de trabajo constante, aprovecha un día soleado entre semana, tómatelo de fiesta y rompe con la rutina laboral; y recupéralo otro día, cuando llueva y no puedas ir a ningún lado. También puedes prescindir de la sacrosanta separación entre vida laboral y vida privada. En vez de irte de paseo tres días, conviértelo en una escapada de una semana y dedica media jornada de todos esos días a trabajar, como un auténtico nómada digital. Más importante todavía, permítete ausentarte de tu oficina aquellos días en que no te sientas preparado para trabajar. Un cambio de paisaje te ayudará a sacarle las telarañas a tu mente y a ser el doble de productivo el día después.

Sé tu propio jefe
Ser tu propio jefe no solo significa que podrás hacer lo que te plazca, cuando te venga en gana; también significa responsabilizarte de ciertas tareas de gestión (ya sabes, aquellas que tu último jefe te hizo odiar con toda tu alma y la razón por la cual te convertiste en freelance). Marca tus propias fechas de entrega, exígete registros de tareas y plantillas horarias. Pon todo esto por escrito, en forma de listas de obligaciones y de recordatorios en tu calendario, o bien agrégalo todo a ese planificador mensual, semanal y diario del que antes hablábamos. Si no se te da muy bien ser estricto contigo mismo, consigue un jefe digital.

Prueba herramientas de gestión diferentes (como quire.io o trello.com), bloqueadores de distracciones (como freedom.to) y rastreadores de productividad  (como rescuetime.com) para descubrir cuál de ellos es más efectivo a la hora de mantenerte a raya. Y recuerda: puede que actúen como tu jefe, ¡pero ninguna de estas herramientas digitales puede echarte a la calle!

Conviértete en multi- tasking
Cuando administras tu propio negocio, cambiar de trabajador de a pie a empleado de oficina a director creativo y contable puede hacerte perder los papeles con bastante facilidad. ¿Solución? Tendrás que saber separar lo que tu empresa te exige en cada momento como profesional. Abrir nuevas vías de negocio puede ser agotador y muchos espíritus creativos se sienten incómodos cuando tienen que elogiarse a sí mismos para convencer a clientes potenciales. Si este es tu caso, ¿por qué no dejas que «María» de «Ventas» escriba y envíe el correo electrónico comercial al cliente?

¿Y que «Juan» haga lo mismo desde «Contabilidad» cuando tenga que reclamar pagos pendientes? Podrá ser más persistente con el cliente que tú porque no tendrá que tratar con él cuando surja el próximo proyecto. Simplemente tienes que establecer varias cuentas de correo electrónico diferentes que correspondan a nombres inventados de miembros de tu supuesto equipo, que son los que se encargarán de «sacarte de encima» las tareas más arduas y pesadas.

Desglosa las tareas
Como trabajador autónomo, tu función no es la de fichar las ocho horas de la jornada laboral en la oficina y hacer todo lo que tengas que hacer hasta que llegue la hora de marcharte. Ten en cuenta que tendrás entre manos varios proyectos, algunos pequeños otros grandes, con fechas de entrega diferentes. Divídelos en paquetes gestionables y asígnales períodos de tiempo concretos que te permitan ocuparte de ellos individualmente. De este modo, podrás repartir los proyectos y trabajar en varios de ellos a la vez, en vez de centrarte únicamente en un proyecto de grandes dimensiones para luego acabar descubriendo que te has saltado una fecha de entrega de otro proyecto más pequeño. Además, alternar entre actividades también ayuda a romper la monotonía.

Reserva tiempo para las tareas administrativas
Cuando empieces a trabajar como freelance, el gozo de realizar el trabajo creativo que a ti más te gusta vendrá también acompañado de las delicias de dormir hasta un poco más tarde por las mañanas, disfrutar de almuerzos más largos y tomarte días de descanso cuanto te convenga. Dicho eso, reserva una cierta cantidad de horas al mes para las tareas administrativas y asegúrate de no dejar de lado el aspecto organizativo de las cosas. Márcalas como eventos recurrentes en tu calendario, ya que ello te ayudará a recordar que tienes que emitir las facturas, cuadrar las cuentas y buscar nuevos clientes y proyectos.

Por mucho que sea un cliché, muchos espíritus creativos no son demasiado buenos con los números, y los trabajadores autónomos no son ninguna excepción. Los buenos contables merecen lo que les pagues. Te ayudarán a mantener la cordura y a ahorrar dinero. No obstante, si uno de verdad no está dentro de tu presupuesto, puedes utilizar un servicio de contabilidad digital (como freshbooks.com) y actualizarlo regularmente para que, de este modo, no tengas que hacerlo todo en el último momento, horas antes de la declaración de impuestos.

Organiza bien todos tus archivos
Vas a tener que adelantarte y asumir que tu trabajo freelance implica manejar archivos digitales y físicos. Mantenlos todos bien ordenados y, de este modo, siempre serás capaz de encontrar todos los trabajos, facturas, plantillas y recibos antiguos que busques y necesites. Inventa un sistema de clasificación y cíñete a él. Puede ser útil clasificar correos electrónicos, archivos y todo tipo de documentación por cliente, por año y por mes, o quizás incluso por tipos de proyecto. Reproduce el sistema en todas partes y así podrás seguir el mismo camino a la hora de encontrar un contrato en una carpeta de la estantería, como harías si tuvieras que recuperar un antiguo intercambio de correspondencia o borrador en tu computadora.

Y hablando de almacenamiento digital: realiza copias de seguridad de manera periódica, conserva siempre un segundo disco duro en otro lugar (por ejemplo, en casa, si trabajas fuera) y usa almacenamiento en la nube para guardar documentos  importantes. Si también deseas usar este último sistema para compartir archivos con clientes, merecería la pena pagar por una versión pro de servicios como Wetransfer o Dropbox.

Crea una red de contactos
Por cada día que te pases sentado en tu oficina de brazos cruzados, habrá muchos más días en los que apenas podrás responder a todas las solicitudes que te entren, y eso sin hablar de aceptar ningún otro proyecto. Rechazar trabajo puede ser difícil, pero es menos doloroso si puedes referir un cliente a otro compañero que pueda hacerle el trabajo y que, otro día, pueda devolverte el favor. Las redes sociales han facilitado este aspecto. Simplemente conéctate con otros que trabajen en lo mismo que tú siguiéndolos en las redes sociales, uniéndote a grupos temáticos o asistiendo a encuentros locales. Quizás haya incluso un sindicato, un gremio o un organismo profesional al que puedas unirte. Una red de contactos no solo es útil profesionalmente hablando para crear nuevas oportunidades de negocio, sino que además, la gente a la que conozcas puede darte buenos consejos para seguir mejorando tu nueva vida como freelancer.


No hay comentarios

Lo sentimos, los comentarios están bloqueados por el momento.


Artículos Relacionados