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Hay algunas normas de estilo que no cambian, y algunos básicos que nunca perderán esta categoría en el mundo de la moda. A la hora de ponerle tu toque a cada atuendo, cuenta con uno de los accesorios clásicos para todo hombre fashionista: el pañuelo de bolsillo o pocket square.

El pañuelo de bolsillo no es una prenda que requiera presentación. Un cuadrado de color en contraste, plegado según la ocasión, en el bolsillo superior izquierdo de tu blazer. Nada más práctico y fácil de usar, pero que puede llegar a marcar la diferencia en tu outfit. Conocido también como pochette o cuadrado de bolsillo, esta versátil prenda es una de las claves del estilo masculino desde hace más de 600 años.

El origen del pañuelo de bolsillo

Acudiendo a la historia, son los griegos y los egipcios quienes marcan las primeras pautas sobre el origen de esta pieza. Elegida por unos para cubrir sus narices de los malos olores de la ciudad, y por los otros como un atavío, de una extensa lista, cuyo único fin es demostrar poder. Sin ser éste el punto de partida oficial de esta tendencia, su uso no ha cambiado mucho con el paso del tiempo, obviando el hecho de que aprendimos a vivir en la ciudad sin cubrirnos la cara, destinándole una morada definitiva justo sobre el pecho.

En sus inicios, la seda no era el material predilecto para los pañuelos de bolsillo. El lino, y su gran acogida en las sociedades antiguas, lo volvería más práctico para su tiempo. Los aristócratas lo reservarían para su uso exclusivo, y la lista de utilidades se haría más extensa a través del viaje que esta prenda haría.

En aras de otorgarle al ‘César lo que es del César’, anotamos también que los romanos se valdrían de un trozo de tela, bastante similar en descripción, para dar inicio a los juegos de los gladiadores. Y luego serían los más fervientes católicos del medioevo quienes harían alarde de su fe atando pañuelos blancos a sus manos.

Y, siendo aún más minuciosos, no resulta nada extraño el peso simbólico que un solo cuadrado de tela podría tener a lo largo de la historia. En esencia, nuestro modo de ver el mundo implica cargar hasta lo más mínimo con un significado particular. Por todo esto, el primero en usar un pocket square, como lo conocemos hoy, fue Ricardo II de Inglaterra.

Bien conocido por su elegancia, que rozaba sin pudor a la extravagancia, fue quien categorizó recorte de seda, en colores vistosos y adornado con llamativos bordados, como un accesorio más de su ajuar. Aun así, la función principal de éste era limpiar su nariz y sus manos. Algunas décadas después, este pequeño ornamento, hecho para impresionar, ya no les resultaría ajeno a las principales personalidades de las clases altas europeas.

Es necesario dejar en claro que esta historia es una aproximación, en cuanto los cuadrados de tela fueron usados con distintos propósitos en diferentes momentos; todos marcando la historia de diferentes modos, hasta llegar a nuestra versión moderna. Luis XVI, en Francia, será otro de nuestros personajes claves: quién volvería al pochette un coprotagonista de su estilo, llevándolo a su uso práctico en un traje de dos piezas, conjunto que hoy resulta todo un básico imprescindible para cualquier caballero del reino del cemento.

Si a este punto te mata la curiosidad, hay algunas precisiones por hacer. En caso de acudir a Internet por más información, encontrarás referencias al handkerchief, primo hermano del pocket square. Sin embargo, es mi deber aclarar que no es sinónimo del pañuelo de bolsillo. ¿Recuerdas aquel pañuelo blanco que tu abuelo cargaba siempre en su bolsillo? Esta es la referencia a un handkerchief que, de preferencia es blanco y de algodón, y podríamos considerarlo como una versión vintage (y mucho más ecológica) a los pañuelos desechables. Pero no, definitivamente no son iguales.

Úsalo con facilidad

Los pañuelos de bolsillo nunca se han ido y, siendo muy honestos, no lo harán nunca. Aun cuando las tendencias se volquen hacia el streetwear, los atuendos relajados, las siluetas oversized y las apuestas a la moda sin género; más de un dandy de metrópoli se encarga de darle fuerza al complemento perfecto de cualquier look. Recuerda que, nunca está de más contar con un look formal, para cuando la ocasión lo amerite. Hoy, vestirnos de punta en blanco resulta tan opulento como en el siglo XVIII.

Entrados ya en contexto, a lo que vinimos, ¿cómo usarlo? Sé que hay miles de formas de doblarlo, colores, estampados y tamaños; así que prometo volverlo más sencillo a través de esta guía corta para sacarle el máximo provecho a tu pocket square.

[Fotos cortesía Camilo Márquez Freire]

Una invitación al color

Lo más divertido de usar un pañuelo de bolsillo es jugar con la paleta justa para cualquier atuendo. Al crear un contraste con los demás tonos de tu outfit lograrás volverlo más sofisticado, casual o trendy. Si llevas corbata, evita que el pañuelo sea exactamente del mismo color que ésta. Para combinarlo adecuadamente puedes escoger una tonalidad de la misma gama que tu corbata y un patrón de estampado similar.

Si la ocasión es formal y te exige usar un smoking o un suit de dos piezas en color gris, azul o negro; opta por una pieza de seda blanca, con un mini estampado que contraste con tu corbata. No le tengas miedo a usar más de un color.

Si tu idea es algo más casual, opta por colores vibrantes y estampados llamativos. Recuerda que, mientras más detalles tenga el estampado, debes realizar menos dobleces para hacerlo resaltar mejor.

No le tengas miedo a diferentes materiales y texturas, estas le darán una identidad destacada a todo lo que lleves puesto. Elige pañuelos de algodón si tu estilo es más clásico, o escoge materiales como el lino y la seda si eres todo un experto. Evita utilizar pañuelos que superen los 25 centímetros, así se mantendrá en la posición ideal y no generará un bulto indeseado sobre tu chaqueta o blazer.

Todo está en el doblez

El modo más sencillo de lograr que el pañuelo de bolsillo alcance todo su potencial como el foco de tu estilo, es a través de un doblez que lo haga destacar. Desde agarrarlo con suavidad y pasarlo por entre los dedos para darle una textura relajada, hasta lograr que sus puntas creen un efecto visual que contraste con la tela de tu chaqueta. Si eres novato en el uso de un pochette, así puedes lograr tres dobleces distintos, perfectos para tres ocasiones claves.

El doblez cotidiano
Sujeta el pañuelo desde el centro de la tela, sostenlo con tus dedos, y hazlo pasar por un círculo hecho por tus dedos índice y pulgar de la mano contraria. Introdúcelo, dejando las puntas en el fondo del bolsillo, y logra una versión casual y relajada.

El doblez formal
Con el cuadrado extendido sobre una superficie, dóblalo por la mitad de forma vertical. Sobre la versión ya doblada, realiza un nuevo doblez de forma horizontal. Vuelve a plegarlo a la mitad y guárdalo dejando las puntas hacia arriba. Este plegado es perfecto para looks formales o eventos corporativos.

El doblez estilizado
Extiende el cuadrado una vez más, y dóblalo diagonalmente. Procura que las esquinas queden paralelas, pero no una sobre otra. Lleva los dos extremos hacia la mitad, creando un rectángulo, donde las dos esquinas sobresalgan en la parte superior. Acomódalo al tamaño del bolsillo, y colócalo dejando las esquinas por fuera. Utiliza tu pañuelo así en momentos que te permitan desplegar todo tu estilo.

¡Rompe las reglas!

El pañuelo de bolsillo es considerado hoy como un broche personal para cualquier traje oscuro o esmoquin como lo fue históricamente, pero también lo es para un look más informal compuesto por blazer y jeans. Eso sí, como toda prenda sofisticada debe ser elegida con cuidado: las costuras han de ir cosidas a mano y en cuanto a materiales, decántate por la seda, el lino, el algodón o cachemira de primera calidad.

No obstante, el pecado capital a la hora de vestir consiste en tener un aspecto  demasiado coordinado y analizado, te hace parecer forzado y te resta naturalidad. Esto aplica a pañuelos de bolsillo y a todo lo demás en moda. Ten en cuenta que todo debe formar un conjunto armonioso entre contrastes y complementos, pero esto no quiere decir que tenga que ser ‘perfecto’.

En términos de moda, nada está escrito sobre piedra, así que tienes licencia para divertirte. Utiliza colores llamativos, estampados y presta atención a sus detalles. También, utilízalo con otro tipo de chaquetas formales, siempre que estas tengan un bolsillo en el cual puedas mostrarlo. ¡Es hora de destacar!

 


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