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Los crepes son unas tortillas delgadas como el papel que pueden ser saladas o dulces, rellenas de queso o untadas de Nutella, son uno de las comidas más clásicas e icónicas de Francia. En un país al que le encanta comer, pero en el que la comida para llevar no ha acabado nunca de tener éxito, los crepes son la comida callejera más auténticamente francesa que encontrarás; eso es, el aperitivo perfecto para llevar o el almuerzo ideal de un día ajetreado repleto de visitas turísticas.

París, por supuesto, rebosa de puestos de esta comida. No obstante, si no tienes planificado un viaje inminente a la Ciudad de la Luz, este clásico es fácil de elaborar en casa, además de ser una gran manera de darle un toque animado a tu próxima fiesta sin tener que pasarte horas en la cocina con recetas complicadas. Los crepes son también un almuerzo relativamente sencillo, o incluso una cena que podrás rellenar con cualquier combinación de ingredientes.

El Origen

Los crepes son originarios de la región de Bretaña, en el noroeste de Francia, una zona que es famosa por su mantequilla y sus crepes de trigo sarraceno.

Los bretones empezaron a plantar trigo sarraceno en abundancia en el siglo XII, porque era uno de los pocos cereales que podía crecer con facilidad en unos páramos con una tierra de poca calidad y expuestos a un clima severo. Con grandes cantidades de harina de trigo sarraceno (blé noir en francés, literalmente «trigo negro»), los bretones empezaron a enrollar crepes de trigo sarraceno (que a menudo recibían el nombre de «galettes») y a rellenarlas de quesos y carnes deliciosas.

Los habitantes de Bretaña lavan sus «galettes» con sidra, la cual suele servirse en una taza de porcelana en vez de en un vaso o una copa. Así, cuando pidas sidra en una crêperie, y te sirvan una taza, no es porque no les quede más vajilla disponible.

Las variaciones

Aunque depende de a quién se lo preguntes (y de qué parte de Francia provengan), la mayoría reconoce dos tipos de crepes: los hechos con trigo blanco y los crepes hechos con trigo sarraceno (es decir, las «galettes»). En general, la harina de trigo sarraceno debería combinarse con rellenos salados, mientras que los de harina blanca aceptan tanto el salado como el dulce.

Los Ingredientes

Los tradicionales crepes de trigo sarraceno suelen elaborarse añadiendo solo sal, agua y huevo a la harina, mientras que los crêpes de harina blanca contienen huevos, mantequilla y leche, lo que los hace más suaves.

Gracias a la amplia variedad de posibles rellenos, un crepe puede ser el almuerzo, la cena, el aperitivo o el postre ideal. Puede ser muy sencillo, humilde y costarte 2 € en un puesto de crepes, o puedes sentarte en un restaurante especializado y pedirlos rellenos de todo tipo de alimentos sofisticados.

También te resultará muy fácil hacer tu propia masa en casa y cocinarte toda una comida o un postre (o ambos). Una manera de hacerlo es batiendo una masa neutra que no contenga azúcar, para que así los rellenos determinen qué tipo de crêpe acaba siendo.

La Harina

Aunque el término «trigo sarraceno» es un poco confuso, porque actualmente el trigo sarraceno es una semilla y no un tipo de trigo, este es el ingrediente principal de los clásicos crepes bretones salados. El uso de la harina de trigo sarraceno crea un crepe de color más oscuro, con un sabor más intenso, terroso y profundo que complementa el relleno a la perfección.

Los crêpes de harina blanca vieron la luz durante el siglo XX, unos 800 años después de que los crêpes originales de trigo sarraceno se convirtieran en el emblema de Bretaña. Una vez que la harina bajó de precio, este estilo se popularizó, ya que el uso de la harina blanca proporciona un sabor más suave y una textura más delicada, que además adquiere una forma idónea para hacer los rellenos.

Los Rellenos Salados

El relleno clásico más popular es el jamón, el queso y un huevo frito. Este crepe no falla nunca. Aunque para decir la verdad, hacer un huevo frito y ponerlo en un crêpe en casa requiere un nivel de aptitud no menor.

[Foto: Katherine Lim/Flickr]

Otros rellenos habituales en los crepes salados son los champiñones, el pollo, las alcachofas, los pimientos morrones, las espinacas, el jamón y las papas. Incluso puedes rellenarlas de verduras de temporada para disfrutar de un plato ligero y saludable. El queso suele derretirse en el crêpe, alrededor de los rellenos, especialmente el queso conté, que es la variedad más popular para los crepes, junto con el Gruyère y el queso suizo.

Por norma general, cuando pidas un crepe salado en un restaurante de París, te servirán un crêpe de trigo sarraceno presentado como si fuera un paquete abierto, con los lados plegados hacia dentro, revelando así el centro del relleno. El centro tendría que tener un huevo frito justo en el medio, lo que le añade un nivel adicional de exquisitez.

Los Rellenos Dulces

Cuando se trata de crepes dulces, cuanto más sencillos mejor. Uno de los crepes más populares entre los visitantes de París es el crepe de banano y Nutella, mientras que los crêpes con canela y azúcar (y mantequilla, por supuesto) son sencillos pero celestiales. Yo he llegado a probar uno de limón y azúcar de gusto divino, especialmente por su simplicidad.

Los rellenos habituales para los crepes de postre son el chocolate fundido, las frutas frescas o en compota, las mermeladas y el caramelo. Los crêpes de nata y helado suelen servirse solo en restaurantes, ya que aunque costaría bastante comérselas mientras andas por la calle, son en cambio deliciosas cuando puedes sentarte a degustarlas cómodamente.

Cuando hagas crepes en casa, usa la imaginación: puedes combinar cualquier cosa dulce que se te pase por la cabeza y convertirla en un delicioso relleno. Respecto a la presentación y el sabor añadido, puedes espolvorear un poco de azúcar en polvo por encima del crepe una vez lo hayas plegado.

El Método

Una crêperie usará una plancha de acero fundido pesado y un utensilio de madera acabado en forma de T, con el cual esparcirán la masa hasta crear una capa lo más fina posible que cubra la totalidad de la pancha circular. La delgadez de los crepes es la clave, por lo que deberán esparcir la masa lo más rápidamente posible. En casa, todo lo que necesitarás es una sartén antiadherente, una espátula y un poco de práctica.

Asegúrate de que la plancha o sartén esté muy caliente y, entonces, añádele una fina capa de masa del tamaño de crepe que desees. Déjala reposar durante un minuto hasta que se asiente. Cuando la sección inferior adquiera un tono marrón suave, dale la vuelta y deja que se cueza la otra cara. Una vez seas lo suficientemente valiente para ello, tírala al aire dándole la vuelta y deja que vuelva a caer en la sartén, sin ayudarte con la espátula.

Si solo haces un crepe, puedes añadirle los ingredientes tan pronto como le hayas dado la vuelta y permitir que el queso o la Nutella se empiecen a fundir. Si en cambio, te dispones a hacer varios crêpes, entonces puedes hacerlos todos a la vez y rellenarlos después, volviendo a ponerlos en la sartén para que los ingredientes del relleno se vayan fundiendo a medida que los vayas introduciendo.

Para acertar con las medidas exactas de una receta de crêpe clásico, además de leer consejos para girar el crêpe en el aire y preparar el crêpe casero perfecto, no te pierdas las recomendaciones de Julia Child en este vídeo de su programa The French Chef:

Una vez lo hayas intentado en casa, te sorprenderás de lo fácil que es hacer crêpes. Invita a unos cuantos amigos, sirve una gran cantidad de posibles rellenos y da una divertida fiesta de elaboración de postres. ¡A comer!

Escrito por Julie Neis


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